Aquí verás cómo germinar semillas con un método simple y sencillo para trabajar con aquellas semillas pequeñas. Con ésto me refiero a las semillas de lechugas, apio, perejil, rúcula, enebro, albahaca, orégano y muchas otras más.
Germinadores y almacigueras
Todos hemos experimentado germinar semillas alguna vez. Normalmente lo realizamos en recipientes pequeños. Estos los clásicos «germinadores» o «almacigueras» tienen sus pros y sus contras. Lo bueno es que la semilla ya crece en el terrón donde vivirá hasta que tenga unos 5 cm de altura o sus primeras 3 o 4 hojas. Sólo restará luego trasplantarla al lugar definitivo y ¡listo! En un tiempo, que depende de cada semilla y de la estación tendremos el vegetal orgánico en nuestro plato.
Lo malo es que perdemos de vista a la semilla y ésto puede generarnos dudas cuando pasan los días y no vemos asomar nada en la tierra. Habremos hecho algo mal nosotros? Habrá tenido poca agua? Mucha agua? La tierra habrá sido de buena/mala calidad? Le habrá faltado luz?
Estas preguntas son las que siempre nos hacemos cuando vemos pasar los días y en la almaciguera no crece nada.
De qué depende la germinación de una semilla
La germinación de la semilla depende sólo del agua. Es decir, la semilla se «activa» cuando entra en contacto con el agua y se humedece. Es cuando se activa que brota o germina. En su tiene el alimento suficiente para lograr que la planta saque su tallo, sus dos pecíolos y luego sus dos hojas verdaderas. Y todo ésto sin necesidad de haber estado en contacto con ningún sustrato o tierra. De hecho si ponemos en algodón húmedo una semilla veremos que las plantas alcanzan por lo menos 1 cm de altura. Evidentemente, luego de esta altura y desarrollo empieza a ser fundamental la tierra. Entonces, si no vemos que crezca nada cuando la tierra sí estuvo húmeda ¡qué hicimos mal? Aquí entra a jugar la calidad de la semilla. A veces desconocemos la procedencia de la semilla y podemos tener una semilla con baja tasa de germinación. No hay manera de saber ésto de antemano.
Por eso cuando vamos a plantar de manera hogareña, para nuestra «pequeña huertita» es preferible poder hacer una «germinación controlada«. Es decir, germinar las semillas de una manera en la que podamos verlas directamente. Esto es algo impensable cuando tenemos un emprendimiento empresarial como Viveros, Plantas Productivas, etc. Pero en casa para nosotros es lo más seguro y sencillo.
Método de germinación controlado
Vamos a necesitar un plato o bandeja, un papel absorbente, agua y las semillas a germinar.
Los pasos para germinar son muy sencillos. El papel está doblada por la mitad y va en la bandeja. Humedecemos el papel, ponemos las semillas en el mismo de manera dispersa una de otra, tapamos con la otra mitad del papel y envolvemos con una bolsa de nylon (o cualquier tapa) para mantener la humedad. Y ahora sí… a sentarse y esperar! En unos 5 a 10 días (podemos revisar antes sin alterar nada en el proceso de germinación) las semillas comenzarán a germinar. En ese preciso momento cuando comenzó a germinar y vemos el tallo salir de manera incipiente podemos estar seguros de que la semilla tiene poder de germinación. Conviene, por lo tanto, ahí mismo pasarla a una almaciguera. No es aconsejable dejar que se desarrolle el tallo en otro lugar que no sea la tierra.
Vale la pena reparar en el tamaño extremadamente pequeño de las semillas de orégano. En la siguiente foto las muestro en mi mano.
Interesante método!, voy a usarlo con las lechugas.
Hola Carlos! Perfecto! Las lechugas son ideales para comenzar!