La planta de Mizuna lleva unos años ya acompañándonos, junto a otros vegetales, en las ensaladas crudas verdes. Con su aspecto delicado y su sabor ligeramente picante (dependiendo de la variedad) supo conquistar el set de «Mix de ensaladas» preparadas de los grandes supermercados. Es una planta que (tal como la lechuga, la espinaca, etc) bien podemos cultivar en nuestros hogares ya que no requiere de muchos cuidados y ocupa poco espacio si consideramos su generosa producción. Veremos cómo es su crecimiento y sus cuidados.
Cómo germinar las semillas de Mizuna
La semilla de Mizuna, al igual que la semilla de Rúcula, no se obtienen directamente de la planta que compramos en un supermercado como pasa en el tomate o en el morrón. La Mizuna, la Rúcula, la Mostaza, etc. son plantas que brindan sus semillas sólo cuando están plantadas, maduraron, se espigaron, florecieron y dieron las características vainas con sus semillas. No veremos aquí cómo obtener las semillas (lo haremos más adelante) pero sí veremos lo pequeñas que son.

Aquí se ven en mi mano las semillas y la vaina que las contenía. Como verán son tan chiquitas como las semillas del apio o de la albahaca.
Las vamos a germinar de la manera que estemos más acostumbrados. Si usamos germinadores o almacigueras con buen sustrato recuerden mojar primero la tierra para no tener que hacerlo una vez puestas las semillas. Consideren que, aunque usen vaporizador de agua, las semillas tienen tan poco volumen y tan poco peso que podemos perderlas entre cualquier hueco de la tierra. En cada almácigo pondremos unas 5 semillas. En general la tasa de germinación de esta planta es muy buena pero lo que falla la mayoría de las veces es la activación de las semillas que no alcanzan a estar en contacto con el agua.
Aquí está el link para recordar el método de germinación controlada de las semillas que, aunque está referido a la rúcula aplica para todos los casos de semilla pequeña.
Siguiendo estas recomendaciones empezaremos a tener los pequeños brotes de Mizuna.
Cuidados en el desarrollo de la planta de Mizuna
Una vez que en la almaciguera comenzamos a tener los primeros brotes comienzan los cuidados. Vamos a ver los cuidados iniciales de la planta y los requisitos posteriores para su cultivo: suelo, agua y sol necesarios para el crecimiento y, por último, cómo obtenemos sus semillas.
Cómo mantener los brotes o plantines de la Mizuna sanos
Luego de una semana o quizás dos dependiendo de la estación del año comenzarán a aparecer los brotes con sus dos cotiledones y ya luego las hojas verdaderas. Esta planta es muy resistente y de muy fácil desarrollo. Lo único que se necesita es mantener la humedad en el sustrato. Con respecto a la temperatura, si bien resiste el frío, es conveniente que las almacigueras estén a resguardo. Una lluvia puede partir los débiles tallos o las hojas.
Para este caso elegí un simple rollo de cartón de papel higiénico como almaciguera. Ésto muestra que realmente podemos reutilizar todo recipiente y podemos ahorrar en la compra de las almacigueras convencionales. El cartón, aunque es biodegradable, tiene una resistencia mucho mayor al tiempo de crecimiento de la planta. Este simple rollo contuvo por casi 3 semanas la tierra, los riegos y el desarrollo de la planta y aquí se lo ve en pie.
En esta etapa del crecimiento de la planta no hay mucho para realizar. Mantendremos el riego una vez cada dos días o a discreción. Hay que considerar que es un recipiente chico y que el agua de la que dispone la planta puede ser absorbida rápidamente. La humedad ambiente también puede incidir en la frecuencia de riego. En días secos vigilaremos un poco más el riego.
En lo que respecta al sol diremos que normalmente los brotes chicos no suelen ir al sol directo. Suelen estar en un lugar iluminado, con claridad, con algunas horas de sol (cuidemos que estas horas no sean justo al mediodía), pero poco más.


Han pasado 3 semanas y unos dos o tres días y la planta ya está con una altura de 12 cm en promedio en sus hojas. Ya es tiempo de sacarla de aquí y pasarla o a una maceta grande o a la tierra.
Con esta altura y en este nivel de desarrollo, su tamaño soporta bien vientos, lluvias, sol y alguna fauna no beneficiosa. Aunque normalmente son pocos los ataques que reciben las Mizunas, toda planta es alimento de alguien.
De hecho, si pasara que alguna hoja se quebrara, la planta ya tendría la suficiente fuerza como para seguir generando más hojas y crecer.
Crecimiento y requisitos de la planta Mizuna
Una vez trasplantada la Mizuna en pocas semanas agrandará sus hojas y generará muchas más. Lo conveniente para poder alimentarnos de nuestras propias plantas es tener unas tres a cuatro plantas de Mizuna para poder alternar su cosecha. Cada ensalada se compondrá de unas 4 a 8 hojas de cada planta adulta. Esta manera de realizar una cosecha selectiva donde sólo cortaremos aquellas hojas más grandes es lo mejor para la vida de las plantas y para el uso eficiente de nuestro espacio.
No es de esta manera que conseguimos estos vegetales al comprarlos en los comercios. Los «atados» de espinaca, de acelga, etc, traen la planta entera, es decir, con sus hojas grandes y sus hojas chicas. Para poder cosechar de esta manera sí necesitaríamos muchísimo espacio. Pero si queremos comer de lo producido en nuestro hogar hay que ingeniárselas con el espacio.
Aquí les dejo un macetero que es perfectamente apto para el desarrollo de esta planta. Como verán no es mucho el espacio que se necesita para que la planta se desarrolle.
Suelo, riego y sol para las Mizunas
Las Mizunas tal como las lechugas no piden un suelo especial. Requieren un suelo rico en nitrógeno como todas las leguminosas. En general se asocian bien con todas las plantas. Si el lugar donde se cultivan no recibe abono alguno luego de 5 años debemos rotar el cultivo, pero en caso de abonarlo ligeramente podemos tener un cultivo estable y anual de esta planta. Si el desarrollo es en una maceta y el sustrato no tiene mucho nitrógeno notaremos un crecimiento más lento del podría tener en tierra. Bastará con abonar un poco más seguido al sustrato y solucionado el problema.
El riego sí es un requisito. Aquí es el único punto donde notamos que el cultivo en tierra es más conveniente que el cultivo en maceta por lejos. Y es que la falta de riego en una maceta en el caso de la Mizuna se nota al instante. La planta se «desmaya» o se «estresa» con facilidad. Debemos cuidar mucho el riego en caso de cultivo en maceta. Por suerte, al regar la planta recupera su vigor.
En lo que respecta al Sol, las Mizunas no son tan amantes del sol como otros vegetales. Prefieren la semi sombra o pueden perfectamente prosperar en lugares claros pero sin sol. No resisten el sol del mediodía e inclusive pueden requerir malla de sombra para la tarde. Es común que se desmayen con el sol del atardecer inclusive. Hay que tener mucho cuidado con este punto. Ante la duda: ¡sombra! Pensemos que ésto es una ventaja. Implica que todas las partes de nuestro hogar donde no da el sol ya tienen un destino para estas macetas. Cuando hablamos que necesitamos el ingenio, nos referimos a ésto. La Mizuna como los Kales van perfectamente en lugares claros pero admitiendo no tener sol directo.


Cómo obtener las semillas de la Mizuna
Cosechando de manera selectiva las hojas logramos que la planta de Mizuna tenga una vida más larga y productiva a si simplemente la dejamos crecer. Aun así, cortando siempre las hojas que superen los 10 o 15 cm, pasados unos 5 o 6 meses (de nuevo dependiendo del clima del país y de la estación) vamos a observar que en algunas partes de la planta comienzan a formarse unas varas que se espigan. Estas varas tienen hojas (comestibles) con una forma diferente a las demás. En el extremo aparecerán unas pequeñas flores amarillas, también comestibles y con el gusto de la Mizuna pero concentrado. Luego de formadas estas flores aparecerán a los costados unas vainas de unos dos o tres centímetros de largo de color verde que contienen las semillas.
Debemos dejar secar en la planta la vaina con las semillas y recolectarlas luego. Si cortamos antes corremos el riesgo de que la vaina se haya formado pero que las semillas, en su interior, no hayan crecido lo suficiente como para asegurar una buena tasa de germinación. Como toda semilla se debe guardar lejos de la humedad.
