Ranking de los 10 errores más comunes en una huerta orgánica
Estos son los errores más comunes en una huerta orgánica que todos los que estamos cultivando hemos cometido en más de una ocasión. Muchas veces nos damos cuenta a tiempo y otras no. Aquí detallaremos los errores más comunes y veremos cómo solucionarlos. Hablaremos del mantenimiento de la huerta, de la limpieza y del desmalezado de la tierra. También veremos cómo detectar una sobrepoblación de insectos no beneficiosos a tiempo y sus prevenciones orgánicas.
En la foto siguiente muestro una parte de mi propio patio. Este sector fue totalmente descuidado por 6 meses. Esto implica que no recibió riegos, ni purines preventivos, ni cultivé allí nada y que tampoco tuvo una mirada atenta a la fauna circundante. Como ven, a veces, «en casa de herrero, cuchillo de palo».
Aquí apenas se notan dos canteros de madera de unos 30 cm de alto desde el suelo. Hay un camino de unos 50 cm entre ellos para poder transitar. Esta foto muestra el resultado del descuido de la huerta error común en una huerta orgánica al iniciar.
Al contrario, la siguiente foto muestra este mismo espacio con mantenimiento. Aunque todavía los canteros no tienen cultivos sí están prontos para recibir plantines. Los yuyos invasivos fueron retirados por lo que hay espacio para plantar. Ese desmalezado fue consciente, dejó los vegetales que sí colaboran en la huerta. Los caminos están limpios lo que implica que se puede transitar observando hojas, tierra, humedad, fauna, etc.
Los 10 Errores en una huerta orgánica que no debemos cometer
- No utilizar madera para exteriores con la debida protección. Comenzaremos con el primer error común de la huerta orgánica y es no dimensionar que las maderas que separan y elevan el cantero están expuestas a lluvia, sol y viento. Esta madera antes de ir a la huerta debe recibir un tratamiento adecuado. El aceite de linaza crudo no contiene ningún aditivo, es natural, y protege muy bien la parte de la madera que está en contacto con la tierra. Tiene el inconveniente que demora en secarse por lo menos dos días pero como «pro» diremos que es muy económico. Para la parte externa podemos usar ya otros productos que tengan agregados químicos y no veremos afectado para nada lo orgánico del huerto. Lo ideal sería utilizar un sellador de madera, dejarlo secar y luego barnizarlo. De esta manera protegemos inicialmente toda la madera.
- No realizar un mantenimiento anual a la madera. He aquí otro error común de la huerta orgánica, aunque hayamos preparado bien la madera en el armado inicial de los canteros o maceteros es necesario realizar un mantenimiento anual de la madera. Ese mantenimiento se realizará, por obvias razones, sólo en la parte visible de la madera. Muchas veces, aunque el barniz sea de buena calidad, la madera en contacto con las lluvias y el sol puede hincharse o curvarse y el barniz se levanta como si fuera una capa de plástico. Si nos sucede ésto debemos lijarlo, y volver a barnizarlo. Inclusive aunque no se levante, es aconsejable anualmente barnizar el exterior de los maceteros para proteger la madera.
- No revisar los encastres de los maceteros. Las uniones de las maderas que vemos en las esquinas de los bancales, huertas verticales, maceteros elevados, etc. siempre conviene ser revisarlas. Los encastres pueden moverse, las maderas pueden rajarse donde está el tornillo, y el macetero puede empezar a mostrar en las uniones de sus paredes el paso del tiempo. Detectar ésto a tiempo puede evitar tener que reformar el cantero. Tu carpintero de confianza o el mismo proveedor del macetero podrá brindarte una solución que va a tener un costo mucho menor al que tendrías si compraras un nuevo macetero. Otro error común de la huerta orgánica es pasar por alto estas averías.
- No controlar los yuyos o aquellas plantas que crecen solas en la tierra. Una vez que comenzamos a trabajar en la huerta, a plantar lo planificado, comienza el movimiento y vemos que no todo ocurre de acuerdo a lo planificado. La propia bolsa de tierra que compramos puede traer semillas que germinan dando plantas que no estaban previstas. Las semillas de yuyos, pastos, árboles, flores, etc. pueden volar hasta nuestro cantero y también germinar. ¡Sólo piensen en el diente de León y en la gramilla que aparece sin ser invitada en todos lados! Estos nuevos integrantes de la huerta no siempre son un problema. Una mirada atenta al suelo, un buen conocimiento de los yuyos benéficos, de los yuyos invasivos y de los yuyos competitivos son cruciales. En principio no es necesario quitar todo lo que aparezca este error común en la huerta orgánica puede acabar con yuyos benéficos. Muchos yuyos son útiles y se asocian muy bien con la huerta orgánica. El Diente de León es un claro ejemplo, aparece siempre solo y sus hojas y flores son comestibles en ensalada. La parietaria suele utilizarse en purines para eliminar pulgones. La ortiga (además de ser comestible) también se utiliza en purines también para el control de enfermedades. En conclusión no todo yuyo es malo. El manejo de la huerta implica el conocimiento de lo que plantamos y de lo que no plantamos.
- No utilizar plantas aromáticas. Las plantas aromáticas como la albahaca, el curry, el perejil, el cilantro, el romero, la lavanda, etc. son cruciales para la huerta orgánica. Un error común en una huerta orgánica es creer que tenemos una cantidad suficiente de aromáticas y de hecho tener pocas. Su utilización atrae a determinados insectos que sí son benéficos y repele doblemente a los insectos dañinos. Los repele doblemente porque su olor hace que no se acerquen y porque son depredados por los insectos benéficos.
- No utilizar flores en el cantero. La huerta permite que nuestra alimentación mejore notablemente. Pensemos en que todo lo que cosechamos de aquí creció libre de agroquímicos y pesticidas. Pero todavía hay una ventaja más importante que eso y es la siguiente: «¡Nosotros mismos podemos obtener las semillas de aquí en más para seguir plantando el resto de nuestras vidas!». Y ésto es fundamental. Esta «SOBERANÍA ALIMENTARIA» que podemos tener en nuestro propio hogar no tiene precio. La lechuga, el kale, el perejil, etc. que plantamos no deberíamos plantarlo sólo para cosechar en una sola vez toda la planta. Nuestra cosecha debería ser gradual logrando cortar las hojas más grandes de la planta. Así el vegetal vivirá más y aquel que tenga una resistencia mayor se espigará y florecerá. Para estas flores de nuestras plantas es que necesitamos plantar más flores. Para conseguir semillas nuestras mizunas, y leguminosas en general necesitan polinizar sus flores. Los polinizadores van a ser atraídos a nuestra huerta si hay flores que les llame la atención. Las Zinnias, el Cosmos, el Taco de Reina, las Caléndulas, etc. son flores que siempre acompañan la vida en la huerta.
- No realizar una buena asociación de los cultivos. La organización de los canteros debe ser planificada previamente. Cada vegetal tiene un grupo de vegetales con los cuales presenta una asociación benéfica y en algunos casos una asociación perjudicial. Antes de plantar los tomates, las berenjenas, los morrones, las remolachas, etc. hay que informarse. Hay que saber cómo va a ser su crecimiento, cuánto tiempo va a demorar en madurar, si va o no a competir por determinados recursos del suelo, etc. Una buena asociación de cultivos es aquella que reparte el espacio y los nutrientes del sustrato de una manera eficiente y eficaz entre todas las variedades plantadas.
- No rotar los cultivos. La rotación de cultivos (es decir, el cambio de lugar de los plantíos de un año a otro) cumple un papel fundamental a la hora de aprovechar correctamente los nutrientes del suelo. Gran parte de los cultivos que dan frutos como el tomate, el morrón, la berenjena, etc. son altamente exigentes en nutrientes y desgastan muchísimo el suelo. Por esta razón es que no siempre plantamos lo mismo en el mismo lugar sino que vamos rotando, en la medida que se pueda, el lugar donde plantamos determinados vegetales de un año al otro. Este punto, para los citadinos, puede llegar a ser un problema. El espacio con sol puede ser poco o único. La solución si no hay posibilidad de rotar es nutrir más de lo común el suelo y realizar aportes de purines preventivos de plagas e insectos con estricta regularidad. Pero sin dudar el no rotar ni asociar correctamente los cultivos son errores en una huerta orgánica que podemos pagarlo muy caro.
- No abonar el sustrato. El sustrato o la tierra que hayamos elegido para rellenar la maceta, el macetero, el cantero o el lugar que hayamos dedicado a la huerta debe nutrirse. La tierra brinda a la planta todos los nutrientes que necesita pero quién alimenta a la tierra somos nosotros. Es saludable y necesario con frecuencia (una vez al mes o cada tres semanas) agregarle al sustrato un poco de humus de lombriz, compost o algún purín de la planta medicinal adecuada al cultivo que llevemos adelante. Estos errores en una huerta orgánica pueden erosionar el suelo e implicar una futura cosecha pobre.
- No realizar una mirada atenta a la huerta. El descuido, el no tener regularmente una mirada consciente y atenta a la huerta son errores en una huerta orgánica. Las plantas muestran signos que debemos saber leer. Las hojas de los vegetales nos dicen muchísimo. Nos muestran diferentes colores si falta o sobra agua, muestran manchas que pueden indicarnos presencia de hongos o plagas de insectos, etc. El crecimiento del vegetal nos indica si está sufriendo por el frío o por el calor. La observación de la tierra con su humedad nos indica si las poblaciones de insectos son las acordes para una huerta orgánica o no.
Así que sabiendo todo lo que no hay que hacer y, en especial, teniendo siempre una observación muy atenta e interpretativa de las plantas no podemos fallar. Nuestra huerta será un éxito. Podremos advertir problemas en el crecimiento de las plantas y advertir la presencia de plagas o enfermedades.